Un cura dice extrañamente “yo no estoy aquí para creer”. A él y a su compañero lo rodean misterios en un pequeño pueblo en donde nadie confía en nadie, mucho menos en ellos, enviados por el Vaticano. Su misión será investigar un supuesto milagro, en medio de oscuros secretos que deberán desentramar en un thriller apasionante.

Juan José Campanella es el hombre detrás de “Los enviados”, la historia que tendrá su segunda temporada en Paramount+ este año y que promete ser una de las ficciones más fuertes de la temporada.

La plataforma de streaming presentó en estos días su catálogo de producciones para 2022 y el director de “El secreto de sus ojos” (ganadora del Oscar a la mejor película de habla no inglesa) dialogó con LA GACETA para contar detalles de los nuevos capítulos de la serie que cuenta con la actuación protagónica de Luis Gerardo Méndez y Miguel Ángel Silvestre (en la foto superior, junto a Irene Azuela). Ambos recrean a dos sacerdotes que, esta vez, viajan a España para develar un milagro inexplicable, una historia que mezcla el policial con el thriller paranormal.

- ¿Por qué te interesó para esta ficción trabajar a los milagros como temática?

- Siempre me interesaron los fenómenos paranormales, no los fantasmas o monstruos, pero sí todo lo relacionado con leyendas folclóricas y esas cosas de la cabeza que todavía no están muy exploradas, como esos hechos que pueden tener una explicación paranormal o psiquiátrica. En esa zona es donde se mueve la serie. Me interesaba también mezclarlo con un tratamiento realista, porque generalmente esas cosas están tratadas muy al estilo de “El exorcista”, pero yo quería trabajarlo con gente común, cotidiana, que puedan tener sentido del humor, porque es algo que a mí me gusta mezclarlo.

- Hay un anclaje en una estructura que existe realmente...

- Esta es una congregación que existe, la Congregación de la Doctrina de la Fe, que depende del Vaticano. En este caso, uno de los sacerdotes es abogado y el otro es médico, porque tienen que ir a probar donde hay supuestos milagros. No tienen que ir a probar si son verdaderos o no, pero sí pueden probar que la ciencia no tiene una explicación sobre lo ocurrido. Como dice uno de los personajes: “si no es de ustedes, es nuestro”. Los personajes son muy reales, muy traídos a tierra, tienen sus dilemas con la religión, uno de ellos está metido en la política dentro del Vaticano y quiere ascender dentro de esa estructura. Hubo que investigar mucho sobre cómo funciona esta estructura pero también en cómo se asciende en el Vaticano y hubo que hablar con curas de hoy en día, que no son lo mismo que era el padre Estanislao con el que yo me peleé en primer grado.

- ¿Cuál te parece que es el rol de la fe en estas sociedades tan seculares?

- La fe en la religión no es algo que yo tenga muy arraigado, pero sí respeto muchísimo a la gente que lo tiene. La serie está hecha con ese respeto porque mucha gente lo necesita y le da le da una especie de ancla, una especie de continuidad en un barco que parece que está a veces a la deriva. La fe, entonces, puede ser una cosa que le puede servir mucho a mucha gente. Todo lo que pasa después con las instituciones es un tema aparte, que es riquísimo también para tratar, pero es otro asunto.

- Sos un director que tiene la argentinidad a flor de piel pero también tenés mucha experiencia en productos internacionales. ¿Cómo trabajás para desarrollar contenidos lo más globales posibles?

- Mi manera de filmar o de escribir es la misma, ya sea en “El hijo de la novia” como en “La ley y el orden”, pero cambia de acuerdo al material que estoy haciendo. Obviamente que no se filma de la misma manera una comedia dramática súper realista que un thriller. Dentro de mi filmografía argentina no se firma igual en “Luna de Avellaneda” que en “El secreto de sus ojos”. Casi todas mis películas han funcionado bien afuera impredeciblemente, pero porque creo que los temas que abordan son universales. Nosotros, los argentinos, somos menos particulares de lo que pensamos, somos muy universales en ese sentido. Las emociones son universales y lo que varía es el color local que a otra cultura le puede interesar incluso. “Los enviados” transcurre inicialmente en un pueblo del interior de México y nos nutrimos muchísimo en la historia de todo lo que involucra a lo religioso, todo folclórico. Por eso fue la elección de que la primera temporada fuese en México porque tenés decenas de religiones. Luis Gerardo Méndez, que es un comediante mexicano pero también un excelente excelente actor dramático, decía que este era un guión muy distinto a los que él tenía que hacer en otros lados. Decía que se notaba que estaba escrito por argentinos porque había un manejo de la ironía y del sarcasmo que él no había tenido nunca. Pero tanto él como Miguel Ángel Silvestre, se adaptaron esa ironía y sarcasmo en 30 segundos. Todos teníamos muchas ganas de trabajar juntos, pero mi miedo personal era que si se iba a entender ese tipo de humor.

- Con esta serie además volviste un poco al género policial como fue en “El secreto de sus ojos”.

- Tiene cosas de eso y tiene todo el elemento de exorcismo, pero tomado desde un punto de vista realista, es decir, no hay efectos visuales. Eso creo que también le agregó una cosa un poco más gótica que “El secreto de sus ojos”. Pero mezcla ingredientes permanentemente.